Aunque su filmografía no es extensa, cada proyecto de James Cameron ha dejado una huella en la historia del cine. Se dio a conocer con Terminator, pero fue con Titanic y Avatar que su nombre se consolidó entre los más grandes. De hecho, ha dirigido tres de las cuatro películas más taquilleras de todos los tiempos, demostrando un dominio absoluto del espectáculo cinematográfico.
Su interés por integrar inteligencia artificial en sus producciones lo ha llevado a colaborar con líderes tecnológicos como Stability AI, empresa responsable de Stable Diffusion, una IA capaz de generar imágenes a partir de texto.
También ha unido fuerzas con Ray Dalio, fundador del fondo de inversión Bridgewater Associates, para invertir en Triton Submarine, una empresa que fabrica submarinos civiles de alta gama. Con precios que pueden alcanzar los 20 millones de dólares, estos vehículos están diseñados tanto para misiones de exploración científica como para turismo marino exclusivo.
Fiel a su enfoque de ciencia ficción y fantasía, Cameron reconoce que los efectos especiales de alto nivel son esenciales para su obra, pero también representan un desafío presupuestario. La implementación de inteligencia artificial en la producción puede reducir significativamente estos costos, permitiéndole mantener altos estándares con una eficiencia renovada.
Cada proyecto de Cameron ha requerido una inversión descomunal. Titanic tuvo un presupuesto de 200 millones de dólares, mientras que Avatar superó con creces esa cifra. Estas cifras reflejan las dimensiones de sus proyectos y los medios necesarios para llevarlos a cabo.
Avatar recaudó 2.923 millones de dólares a nivel global, mientras que Titanic, considerada un clásico moderno del cine, alcanzó los 2.264 millones. Ambas películas marcaron récords en su momento y continúan siendo referencias en la historia del cine comercial.