Nos adentramos en una nueva revolución industrial, la revolución industrial cognitiva, donde la manufactura se transforma nuevamente mediante la convergencia de tecnologías como la inteligencia artificial (IA), la robótica avanzada, los datos, los gemelos digitales y el internet de las cosas (IdC). Esta revolución se basa en el progreso del pasado al automatizar, optimizar e integrar aún más la inteligencia en todos los aspectos de la producción. Se trata de una disrupción económica sin precedentes que requerirá conocimiento e inversión oportunos por parte de los líderes.
Conozca las máquinas que impulsan la fabricación cognitiva
A la vanguardia de esta revolución se encuentra la creciente adopción de robots. Pero estos no son los robots del pasado. Son máquinas con IA integrada, lo que ahora llamamos IA física, y se comportan con creciente agilidad y autonomía.
A muchos nos fascinan los robots, probablemente porque ocupan un papel fundamental en la literatura y el cine de ciencia ficción contemporáneos. Para muchos, una combinación de los Daleks de Doctor Who, de la BBC, y los droides C3PO y R2D2 de Star Wars forma parte de sus primeras impresiones. Estas representaciones limitadas de los robots probablemente limitaron nuestra visión del papel que podrían desempeñar en la vida real.
El término robot significa, sorprendentemente, pero quizás acertadamente, trabajo forzado, y deriva de la palabra checa, Robota, utilizada por primera vez en la obra de teatro de Karel Capek de 1920, “Los robots universales de Rossum”.
Los robots ya no son ponis de un solo truco
Los robots se definen como máquinas mecánicas, en particular aquellas controladas por una computadora que realizan acciones complejas. Los robots pueden parecerse a los humanos (los llamamos humanoides), pero es igual de probable que adopten la forma de un Roomba que aspira alfombras, un brazo que suelda juntas metálicas en una fábrica o un laparoscopio en el quirófano de un hospital.
Si bien existe una rica historia de robots experimentales y funcionales, la mayoría coincide en que el primer robot de producción computarizado fue inventado en 1954 por George Devol y se llamó Unimate. Uno de sus primeros trabajos fue en General Motors en Trenton, Nueva Jersey, donde se encargaba de levantar y apilar piezas de metal calientes de una máquina de fundición a presión.
Hoy en día, los robots son comunes en la automatización de las líneas de producción de la industria manufacturera. Otras áreas de uso frecuente incluyen el procesamiento de alimentos, la atención médica, el almacenamiento y la logística.
Un vistazo a un centro logístico de Amazon revela la omnipresencia del uso de robots, que buscan, identifican, recogen, trasladan y empaquetan productos con rapidez. Sorprendentemente, en toda su organización, Amazon cuenta con más de 750.000 robots que realizan estas acciones y más.
Los robots toman la iniciativa en la fabricación cognitiva
Hoy en día, la ingeniería significativamente mejorada, junto con la IA, está marcando el comienzo de una nueva generación de robots y la era de la fabricación cognitiva. Estas máquinas pueden percibir el mundo que las rodea, tomar decisiones y actuar con cierta autonomía, todo ello mientras realizan movimientos impresionantes.
Con menos restricciones, los robots están demostrando éxito imitando una amplia variedad de tareas humanas. Muchas organizaciones están experimentando y ya implementando humanoides en áreas como la colaboración humana (el término cobot se utiliza para describir cuando un robot asiste a un humano en su trabajo, y en un contexto de fabricación donde las tareas son peligrosas, repetitivas o requieren mucha fuerza).
Las fábricas oscuras se convierten en una realidad
Quizás el desarrollo más sorprendente en la fabricación cognitiva y la robótica sea la aparición de las fábricas oscuras o fabricación a ciegas. En este caso, todo el proceso de producción funciona con independencia de la participación humana. Podría considerarse el estado final de la automatización.
En estas instalaciones, la IA física y las máquinas inteligentes son responsables de todos los aspectos de la producción y funcionan 24/7. Sin humanos, no hay necesidad de salarios ni seguro médico, ni gastos como calefacción y luz, lo que se traduce en un ahorro significativo. La noción de accidentes laborales desaparece.
Preparándose para la revolución industrial cognitiva
La promesa de la revolución industrial cognitiva es un mundo donde los humanoides y otros robots realizan tareas complejas de inteligencia artificial general (IAG) de forma totalmente autónoma en todos los sectores. Será también cuando los robots realicen tareas domésticas, cuiden niños, cocinen, presten atención médica e incluso brinden compañía con regularidad y facilidad.
Varias proyecciones sugieren que en los próximos años habrá millones, quizás incluso miles de millones, de humanoides trabajando junto a los humanos y reemplazándolos.
Planificar un futuro de robots inteligentes significa pensar en cómo podrían transformar su industria, qué significa para el futuro del trabajo y cómo puede cambiar la relación entre los humanos y la tecnología.
Los líderes deben considerar las cuestiones éticas de la fabricación cognitiva, como la disrupción y el desplazamiento de puestos de trabajo, la responsabilidad cuando las cosas salen mal y el uso de tecnología de vigilancia cuando, por ejemplo, los robots utilizan cámaras trabajando junto a los humanos.
La revolución industrial cognitiva, al igual que las revoluciones industriales anteriores, transformará casi todos los aspectos de nuestro mundo, y el cambio ocurrirá más rápido y antes de lo que la mayoría espera. Reflexionemos un momento: ¿qué se necesita para que cada uno de nosotros y nuestras organizaciones estemos preparados para este futuro?
